6.10.06

¿Tauro o Cáncer? Tauromaquia

Esteban Chinchilla

Circunstancia, tarde de miércoles, uno escucha la voz del tumulto, más confusa aún cuando se anda por los diez años. Tarde de miércoles de Enero, hace un poco de vientito, fría la gradería que espera, porque no hay quinto malo, ni en esta ni en ninguna arena, en esta plaza de la vida, no hay quinto malo, y menos si la faena ha transcurrido con tanto Goya, que a la postre convierte este redondel en un desangrado aguafuerte. Ahora la huella de varios caballos que se llevan a la imponencia animal sin oreja, quinientos kilos de carne muerta y tensa, cuero negro...
SIGUE TAUROMAQUIA...

16 comentarios:

Anónimo dijo...

Entre el Tauro y el Cáncer al fin encontraste un lugar para tu nombre!

Anónimo dijo...

Tremendamente lindo, y no sé qué es (seguramente por eso me gusta tanto), pero creo que no es un cuento.

Luego vos ya-me-dijiste "y entonces ¿qué es?" y yo ya-te-dije que -como dijo Vallejo- yo no sé!

Y entonces "por lo menos definime cuento" y yo te digo "definime canción" y así sucesivamente. No nos queda más que salir para Morazán, luego seguir escribiendo.

Punto aparte, en tono de taller, yo lo dejaría nada más tauromaquia y a Jonasito le pondría una ese.

Silvia Piranesi dijo...

lindo jonasito con ese. Y me gusta cómo quedó al final..., con esos no-recortes necesarios para saber que leerte es eso.

Gustavo Adolfo Chaves dijo...

"Carne muerta..., cuero negro". ¡Pues claro! Cómo no se me había ocurrido. Cada poema un paso hacia la muerte, decía Mutis, y cada torito toreado una faja Del Rio. Frío y de terror, hermano Esteban. Pero es que es así en "cada poema inavadiendo y desgarrando/ la amarga telaraña del hastío." Hastío que a veces es ceguera, si me preguntás. Y ceguera que se cura leyendo por aquí, de vos. Qué bueno.

Silvia Piranesi dijo...

Un día cualquiera, hace varios años, estaba pasando canales en la tele.. y me acuerdo perfectamente de toparme con una imagen, en blanco y negro (por dicha!), de un torero en el momento cúspide de su actuación. Hasta se podía sentir la magnificencia con que ejecutaba su acto final.. (y ejecutaba en todos los sentidos de la palabra). Vi cómo mataba al toro ya cansado, exhausto y hasta cabizbajo, que reconocía la "superioridad" de su oponente, de su amo y verdugo,... y recuerdo como si fuera una foto permanente en mi cabeza, la expresión de muerte del pobre toro, sus ojos que se hacían grandes muriéndose en cuestión de un segundo en el canal (porque no me quedé para verlo caer a la tierra), sus ojos asi gritando cuando el torero triunfante lo atravesaba justo en el medio. Es una imagen que no se me borra.
Y como esa, tengo otra, pero mejor en otra ocasión.

Julia Ardón dijo...

¿ cómo era aquella película de Almodóvar, que se me fue? Aquella terrible?

Esteban Ch dijo...

Hable con ella. Creo.

Esteban Ch dijo...

SI SI Anónimo, ya encontré mi nombre!!!

Esteban Ch dijo...

me encanta como escribes las cosas Sil, gracias por dejar cositas por acá.

Anónimo dijo...

La vida se escribe del modo en que a uno se le pegue la gana! Yo elegí, hace algunos añitos ya, ser una torera que bajo una inicial resignación, lucha por salir más viva por la puerta grande. ¿Toros o toreros?, ¿tauro o cáncer? no sé. Olé!

Silvia Piranesi dijo...

olé entonces.

Esteban Ch dijo...

Don Maurice qué es qué es??? Decime!!!

Tavo, cuando pienso en toro, pienso en eso de posta! jeje, la seducción de la carne...

Usuario Anónimo, así es!! uno escribe la vida como le da la gana, eso júrelo... o como decía mi abuelo póngale la firma. Olé!

Si les interesa la Tauromaquia, hay unos trabajos muy hermosos de Goya y de Picasso.

Anónimo dijo...

¡Flipante! La Tauromaquia me recuerda un día Sanferminero y esa insoportable levedad del ser que, por fortuna mía, a un tipo se le antojó poner en palabras.

Recuerdo ser una extraña entre la multitud de extraños vestidos de blanco, los gritos que silenciaban mis arcaicos dragones internos y el movimiento del rojo que bailaba con mi sangre intoxicada de adrenalina. Los golpecitos de mi corazón creaban escalas fantasmagóricas y estaba viva, españolamente viva. El olor particular de la carne humana y la animal se incrustó en los agujeros de mi olvido. Las cañitas, el “joder tía” y un grito de desafío que lancé desde las profundidades de este corazón “tonto”, como dicen algunos de mis amigos. Los toros corrían por las calles que, yo había caminado hace apenas un día. No logré separar al toro de mí…

Ey,cora, gracias, mil gracias por permitirme volver a esa España por siempre mía.

Esteban Ch dijo...

Flipante que apareces hasta ahora R. !! Cómo costó. Gracias por el comentario cora, ese espectáculo rojo me encantaría conocerlo. Beso.

Judith Limo dijo...

Esteban que barbaro!!! que envidia de la buena!!

Esteban Ch dijo...

Gracias María, yo envidio tu cronismo! envidia de la mala!!! jeje