19.2.08

maniobras

Seguramente para cuando seas esto, tentados los dos a la maniobra ficticia del pasado o del futuro, podremos haber dicho entre dientes y al calor del sueño, que ya es sábado o cualquier día, que ya has despertado de un sueño donde las calles pudiendo ser rojas se niegan, y así lo mismo con algunos símbolos evidentes del sueño -que te ofrecían un vino en una taberna amparada en el regazo de alguna cordillera europea en la post guerra- y todo fotografiado en un azul terco, el monocroma de una imagen aplana irremediablemente la perspectiva temporal –yo me entiendo- y entonces has despertado en esta noche que aun no despierta, y caminaste por un piso de madera que supongo existe contenido en la absurda completitud de lo real, abriste los ojos en el siguiente paso antes de la mesa, del líquido que primero pone las cosas en claro para saber que la mañana según sea el caso no es siempre una noticia buena, la granja despierta y sabrás qué sigue en el itinerario, qué sigue? No hay nada para buscar, seguramente de eso se trata la espera, es la misma sensación que hay en el momento de decir el reloj se varó, una desolación parecida a la ocurrida en las cuerdas cantantes de Bob Dylan y la desolación de conocerlo a los 30 años, aunque nada se busca, la desolación es la respuesta, la edad es Dylan los poetas el alcohol de una noche que también es el resumen, decir para nadie es la desolación, lavarse la boca del día y de la tarde y de la noche, lavársela de todas las palabras posibles.