31.8.09

escucho, veo

All These Things That I've Done.

Recurrentes, arrastradas las miradas por pasajes conocidos, hay un árbol exagerando el gusto de lo solo, y también, por qué no decirlo –baja su cabeza, se toca la frente- miserable un paso y otro paso hacia la disolución de un mito, saber de oído el fututo, una caricia cajonera, vos sabés de qué hablo, digámoslo: mientes hasta el cansancio para curar lo incurable. Viendo por la ventana no hay la ventana, hay una peli en branco e preto que nos lleva por lo que no fundamos un día, el pánico se apodera del latido, porque el que decidió esta canción no se detiene ni la industria, ni las migraciones, ni la herrumbre detiene su trabajo, animales prometidos al viento, brinco como un loco sabiendo el fin, así es, el dolor es una fiesta rara, hablo de mí, sin pesimismo, es sólo que hay días, la puerta sin culpas paga mis culpas a patadas, show me show me show me, algunos conejos saltan como memoria de un campo querido, reproduciéndose en una idea cliché del crecimiento, es mejor cazar conejos que echarse a llorar, la noche se extiende más allá del medio día, por qué pienso que aún estamos ahí, brincando juntos en la cama que juntos, cómo negar las nubes y los relojes, homo mensura, no quiero buscar más sinónimos, prefiero un accidente ocurrido hace algunos años y el terror del pavimento a mil kilómetros por hora, en la velocidad encontré ideas repetidas, el olor de la hierba y el estar desayunando hace tanto, el negocio irresuelto de lo fiel, nada queda más -llamaste a los perros y criaste cuervos para que nos sacaran los ojos- nada, mover la cabeza esquizofrénica mientras otros mueren dándole duro a la canción en su acepción volátil; en el silencio se nota más el silencio y en la música tu facción estalla, gestos que no te conocía, incómoda fuerza para no dejar tirado al amor como a un paraguas.

25.5.09

Título pendiente



Intrínseco a mi carne
el tiempo que decae y divide
qué ver si en su sentido bruto
un trasatlántico cruza y traza curvas
mientras levantas la ceja
y el color es una bestia omnipresente.



21.4.09

A cada hora el cielo



Mamá es mamá, y no sé cómo he aprendido a ponerme sus ojos para llegar a una frontera anacrónica a comprar chocolates, tarros de frutas en conserva, quesos holandeses, y donde me he ganado sellos raros de migraciones vacías, mamá migró hace siglos, y no volvió nunca, antes fue a una frontera, no Tijuana a mojarse como mis tíos, y me compró unas Adidas falsas una jacket de mezclilla pretenciosa, uvas y manzanas añejas, mamá no volvió de todo lo migrado hasta que yo fui por ella, no sé cómo me puse sus ojos, y en su ignorancia rural, fue y vine a una frontera a transar lo que iba a ser escrito, como lo poco que me importa ahora caerle mal al señor que me sirve un vino y donde tuve la idea de comenzar a escribir de verdad lo que tengo que escribir, que hay cosas sin respuesta, cada pregunta tiene su misterio y esto sustituye el significado de las cosas, existir es especular, por eso discutir es idiota, discutir con el recuerdo de mamá o discutir por qué no nos besamos es idiota, el beso es pan o es nada, un paisaje cuando ya no nos quisimos es idiota, pactado de antemano todo sin saberlo, se repite todo, negar es buena señal, mis palabras no son cosas incompletas, ni están contenidas como el camino de las hormigas, lo digo porque con la mano izquierda he deshecho la certeza de unos insectos que vinieron a decirme dirección colonia instinto, y esas palabras las esbozo sin duda de que mamá no vuelve nunca, baja la cabeza para servirme un café con mucha azúcar, pero la amo a mamá, me quedo callado con una humildad que no me caracteriza, estas hormigas también aman el azúcar como yo amo a mamá y como mamá ama el azúcar, volá le digo, le digo en el recuerdo, porque mamá no está acá y certifico que no vuelve de su migración, donde dios la ha olvidado porque es un desgraciado y entonces comienzo con el telele del ombligo que de metal a carne, corta el ombligo pero regresa al inicio, vinimos juntos a la frontera, mamá no me dijo tantas cosas.


foto: johanna mc waters

3.3.09

Trabajos subterráneos


No se puede comenzar si no es por los gritos, por las miradas dislocadas que ven el corral, el suelo manchado, la ignorancia porcina ante las palabras suelo corral, quejas exageradas de un mamífero, no se puede comenzar si no es por decir -que esto es la consecuencia del olor- que odio la madrugada, aunque antes la madrugada era sólo el frío, ahora es el frío la migración action art donde se siega la vida, saga laboral con 300 o 400 finales tristes colgados de una polea con ganchos y cerdos agonizando, de ahí el olor del amanecer, no es un rito el odio, pero parece una misa rara, sacar el cuchillo y sin faena, dios es una farsa, sacrificar a esta manada de carne y decir además el trabajo nos dignifica.

11.2.09

La Casa

24 grados es un día y el asombro es otro que fui. La mirada imagina un horizonte a través del concreto y al ver toda posibilidad de metáfora acabada pregunto, qué es lo que se gesta si observando aprieta el pecho, qué sentido tiene el curso de un río. En este relato no ocurre nada. La realidad es a penas un mapa para dar con otra cosa: por eso aunque no ocurra ahora nada, hay relato. El pasado sí hay, entonces en la labor que es la noche, en el refugio relajante de las drogas más variadas, la dislocación anatómica por la contención del deseo, lo único que ocurre: yo. La realidad son varias superposiciones de imágenes y esto tiene una similitud horrorosa con la especulación del lenguaje y de los nombres. Cuando uno dice noche, exagera. Cuando uno dice puerta o silla, miente. Por eso en el relato no hay certeza: supongo su cuerpo porque suena el agua y alguien tose en algún lugar de la casa.