30.6.11

oficio



Escritor para mí nadie. Asisto religioso a cada acontecido en espera del deslumbramiento, de sentir en el paladar una pregunta, el regalo potente de algunas calles en Lisboa, el levante de aves, sonidos de mares ajenos. Escritor nadie pienso, escritor nadie para mí escribo, mientras me asomo reverente a las arquitecturas distantes de un genio y otro genio, a sus horas de trabajo arduo, a sus conversaciones con sus iguales, a la caricia de alguna que luego será el material que justifica jornadas de escritura, jornadas fallidas de una lectura que no logro, ¿quién es este que a a mi lado ronronea? ¿quién es este abandonado? ¿quién es este que reniega? ¿quién? A lo sumo queda un risa media, el efectismo, luego el eco de algunas pobres palomas y más allá sus admiradores, los de las palomas abarrotadas de manoseo que harán lloriquear o sonreír, escritor nadie, reveladas las costuras, el oficio, lo mirado.

14.6.11

Llamada


Recibí una llamada, iban a ser las 11 de la noche, pensé que era mi mamá, necia con el tema de las medicinas, las puertas chirriaban, porque el resto de silencio que es posible en la casa, se había instaurado. El tipo me dice, ustedes está buscando un vocalista para el grupo, ¿cierto?, luego una confusión sostenida, lo que se llama ruido de fondo, big bang mal interpretado, como cuando uno ve fotos viejas, ruido de años; vocalista para el grupo. Hace 15 años que no toco una tecla, una llave, hace 15 años no soplo la boquilla, no se estira el fuelle, qué es esta broma idiota, un vocalista para el grupo, morfina es lo que busco, ruido de fondo, como el big bang mal interpretado, en la mano derecha sostengo el teléfono, pienso en la radiación, cómo es eso de que estos átomos de mis uñas, de piel maltratada, pienso en esas secuencias del cine, donde un vaso tarda 15 segundos falsos cayendo, pero el cerebro es una maravilla y no reconoce cómo nos endulza la cámara lenta, y crash el vaso a la mierda, era mi vino interrumpido por una llamada de un extraño ustedes buscan vocalista para el grupo ¿cierto?, y así como se ordenó el universo en 14 mil millones de años, sin más ruido de fondo, en 15 segundos gigantes, sin reconocer la voz de un cualquiera, el vaso a la mierda, cánceres heredados, le dije al tipo, qué es esta broma idiota, el titubeo que se mal entiende siempre del silencio, un momento con un nudo en la garganta, solía ser músico, solía batirme como el más.

...


nadie quiere leer poesía en estos días.



la imagen de acá: martinealicia

8.6.11

Bajos los efectos 2





Su poema nuevo es un poema rebelde. no va hacia donde uno quiere que vaya. cambia de dirección desde antes de saber la dirección inicial. es decir que uno lee la primera palabra, por ejemplo rojo, y uno cree que terminará hablando de un vestido. pero no. habla de una imagen sin forma oculta detrás del bigote. el bigote es un distractor. no nos dice la verdad, es un montaje de la ilusión óptica sin porqué. es un poema rebelde. y es un poema autodestruido en su brevedad. es malvado. detrás del bigote hay una mueca que todo lo entiende. y si el poema fuera un espejo, vería mi boca en la mueca del bigote distractor. una máscara del poema en las palabras que cambian de dirección.

6.6.11

Bajos los efectos










Estoy en el baño de una fiesta

mientras me crece el bigote.
Siempre odie las argumentaciones,
aún cuando fui categórico
la primera vez que grité
pidiendo el pecho materno.
Lo que imagino mientras las palabras ocurren
se puede leer como un castigo, o como una tramoya.

23.5.11

La vieja, los cuchillos.



Hay algo previo, un gesto oscuro, el sonido de una quebrada seca, gallinas que mueven la cabeza revolcando el polvo en un patio donde nacen los acentos, las afirmaciones, aunque la verdadera memoria no nace y sin embargo, permanece; algo rompe una cáscara con un pico e irrumpen unas manos viejas. ¿Por qué odiabas a la vieja? ¿Por qué amabas a la vieja? Mamá no responde las preguntas que no le hago, mamá educada piensa que de nada sirve preguntarse,
para qué Tito, como si puesta la frente en donde yace la vieja, algo hubiera aprendido al soltar aquellas lágrimas honestas. Qué transaba mamá con su vieja suya, se miraban de reojo ante la muerte, se decían algún secreto, yo era un vástago, bastardo, cría, gameto crecido, la ausencia pura del sentido de la carne; el tiempo me ha ayudado a acercarme a aquella conversación, poner oreja al perdón de los vencidos. Los animales flacos de un tiempo mejor, que no hubo, revolean la cabeza levantando el polvo, no escucho lo que le dice la vieja a mamá, parecen imperativos, que lea más las sagradas escrituras, que quién le quiebra los siembros, que de dónde ese olor jodido que la tiene en cama, que quién se roba los racimos de banano, que si hubiera un sólo justo más en esta ciudad ella no mandaría a incendiarlo todo, que duele mandarlos a dormir otra vez sin comer nada, que el largo de la falda de mamá la ofende y la pone triste a la vieja y un planazo, movimiento con violencia que hacía la vieja, poniendo la hoja del cuchillo de costado y azotando con severidad los muslos de mamá delante de su hijo, en cambio yo, aprendía la belleza de esa estampa que mamá cuidaría como un tesoro, que delicada mamá, que virgen mamá.

18.2.11

Rusia con vos

Las grandezas rusas, los palacios, mamá me manda mails, un millón de mails al mes diciendo, estoy sola, pero las grandezas de Rusia me acompañan, el precio de la locura, la ensoñación, mamá nunca irá a Rusia, pero me escribe desde Rusia, me dice que nunca había sentido tanto frío, que yo lo llevaría mejor el tema del clima, que los siembros la vuelven loca en esos jardines, esa es mamá, la que se agacha en el patio haciéndole un tributo a otra que también fue mamá, pero hace una generación atrás, esa no supo de Rusia ni de los caballos ni de las revoluciones de Octubre, tampoco supo si una mayúscula o el misterio idiota de las sílabas, en cambio mamá dio un paso, intuyó que las flores son analfabetas y en un lenguaje superior trajo hijos al mundo, con un remo a cruzar el atlántico, hay que tener fe, eso dice siempre mamá, para que se haga, hay que tener fe, no sé si por terca o por pobre o por loca, o por todo junto, lo único de Rusia que conoce, es la rimbombancia de un ballet con vestuarios desteñidos, pero mamá no ve eso, ve a las rusas delgadas, altas mujeres que añora mamá en su infancia, recortes de un periódico que se han perdido en su memoria rural, el ballet antes, las butacas hoy, en el lobby de un teatro del tercer mundo, mamá intuye que le hubiera gustado conocer los productos del renacimiento, las fuerzas del trabajo que levantaron las joyas arquitectónicas de los siglos, haber dejado de creer en dios, o en esa idea imbécil de dios, hay que tener fe, así es como me escribe desde Rusia, Tito, cuanto me hubiera gustado poderte pagar un boleto a Rusia, vos siempre has sido el hombre de la casa, para vos la carne más grande, el vaso más robusto, y a todo esto yo me quedo flaco, ante las palabras de mamá el silencio, salgo huyendo a buscar el primer árbol y lo zarandeo con furia, pura y dura como cada una de las piedras del metro de Moscú.