Estoy condenado a una sustitución permanente, digámoslo: me encantaría usar la palabra infinito, pero gente así me provoca desconfianza. Cómo habré de describir a las especies, cuando lo que me queda es la especulación de unas cuantas plumas, vos cerrás los ojos, aunque eso sea imposible, porque entre lo oscuro y lo sensible sigue el paso indefectible y finito de las horas, pero gente así, digámoslo, también me seduce, como cuando un hijo se pone ropa ridícula y sale a la calle, o cuando un perro cree que lo amamos.
14.10.10
Digámoslo
foto: e. ch.
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2 comentarios:
como los perros de Juarroz que le ladran a la nada pero dice que son recuerdos ajenos y uno los ve mojarse y dar tres vueltas antes.
el perro negro de enfrente vive en otra época cuando la casa está sola, te has dado cuenta? llueva o truene ahí se queda. creyendo.
el togua de tarbaca!
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