14.10.10

Digámoslo

foto: e. ch.



Estoy condenado a una sustitución permanente, digámoslo: me encantaría usar la palabra infinito, pero gente así me provoca desconfianza. Cómo habré de describir a las especies, cuando lo que me queda es la especulación de unas cuantas plumas, vos cerrás los ojos, aunque eso sea imposible, porque entre lo oscuro y lo sensible sigue el paso indefectible y finito de las horas, pero gente así, digámoslo, también me seduce, como cuando un hijo se pone ropa ridícula y sale a la calle, o cuando un perro cree que lo amamos.

2 comentarios:

Silvia Piranesi dijo...

como los perros de Juarroz que le ladran a la nada pero dice que son recuerdos ajenos y uno los ve mojarse y dar tres vueltas antes.
el perro negro de enfrente vive en otra época cuando la casa está sola, te has dado cuenta? llueva o truene ahí se queda. creyendo.

Luis Chaves dijo...

el togua de tarbaca!