25.10.10

deterioro

Nada nos salva del deterioro; cimentada la alegría de un roce con tus ojos, una ventana sucia que yo supe ausente, pero para verte ahora como antes, como cuando el polvo acribillado por dos rayos de sol, tuve que construir esa ventana que al abrirla me ciega y al cerrarla me ilumina. No es posible tanta belleza de la mecánica, a dónde me ha llevado un resorte y un prisma, es ridículo confesar que mi ojo es Galileo maravillado ante tu impresionante nariz: observo la concavidad de una óptica aberrada, es como ganarle dos jugadas a la muerte, pero a resignarnos a tomar esto que yo no hice, esta huella falsa, que a lo sumo liberé el mecanismo, el sombrero del que creí sacar un conejo, pero sólo ocurrió el sombrero. No sé por qué espero un códice, si no has dicho nada, la parcela gestual de un dolor que tuviste, entonces no supe quién eras y hoy tampoco.

14.10.10

Digámoslo

foto: e. ch.



Estoy condenado a una sustitución permanente, digámoslo: me encantaría usar la palabra infinito, pero gente así me provoca desconfianza. Cómo habré de describir a las especies, cuando lo que me queda es la especulación de unas cuantas plumas, vos cerrás los ojos, aunque eso sea imposible, porque entre lo oscuro y lo sensible sigue el paso indefectible y finito de las horas, pero gente así, digámoslo, también me seduce, como cuando un hijo se pone ropa ridícula y sale a la calle, o cuando un perro cree que lo amamos.

4.10.10

otro


Pienso en la combustión: Vos me mirás, luego la risa me explica 100 razones para las que soy sordo, pero hoy es viernes Ovidio, nunca es temprano ni tarde para te reconocer ausente. Pienso en las llaves tiradas y en el estatus de verso que puede adquirir el cuero ingrato de un par de zapatos. Juro que hay una música que subyace a la idea de tu compañía, una repetición natural que otros denominan respirar.