A las 9:17 de una noche en la avenida central, estaba pensando en el trago involuntario que es la lluvia; pasé frente a Chelles y entré, porque
¿cómo un conato de escritor tico a los 29 años nunca había entrado a Chelles?, tomé Pilsen mientras pensaba que a veces el amor es como un cuadro de Rothko, y que uno ya no puede decir eso en un cuento porque entonces está copiando a Cortázar, aunque a Cortázar tal vez nunca le gustó Rothko, y aunque a mí nunca me fascinó Julio.