En mi vida no serás jamás cosecha.
Me sentaré en los quicios de las provincias
a admirar el camino,
la sequía o el bosque negro,
sabiendo que no serás jamás cosecha.
Y luego
mi provincia mayor me verá anciano,
hijo de la represa o retratado en la llanura,
creyendo que este animal que habita en la sangre,
habita también en la montaña.
6 comentarios:
Hola Esteban!
Hermoso escrito... Hay muchas cosas a las que le ponemos empenho, fuerzas, sangre y sudor y jamas crecen. Quizas algunas tierras y algunos cuerpos no son para sembrar. Pero uno sigue lucahndo indefinidamente
Un abrazo,
Mar (la amiga de Silvia de Panama)
Gracias por la palabras... me encanta la gente terca para la siembra!
holi..
"...pero no hay opción alguna
hay que invertir en sueños
armar las calaberas
ponerse un traje a tono
tener a mano un mapa
y una brújula
y unas largas visitas
y seguir así..."
y termina también en la montaña..
Eso!! tallereado y todo.
jaja así es María!!!
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